Autor: Brayan Ayola de la Hoz
El surgimiento del Covid-19 en China y su expansión en el mundo, hizo replantear el modo de hacer y ver las cosas, desde las más básicas como un saludo hasta en cómo se administra justicia. Y es que la antigua práctica judicial donde primaba lo escrito, parece haber finalizado en un abrir y cerrar de ojos.
Nuestro país acostumbrado, en materia legal, a periodos de transición, no vio venir lo que traía el coronavirus más allá del cuidado a la salud y, en material judicial, sí que se obvio cualquier eventual consecuencia. Nadie esperaba que la Justicia, como se conocía, iba a desaparecer para dar lugar a una nueva etapa, una de 0 contacto físico, internet y PDF.
Lo dicho en líneas precedentes, es solo un preámbulo de lo que la pandemia y la cuarentena ha causado en un país netamente escritural y en los actores del diario devenir judicial.
Por un lado, nos encontramos a los servidores judiciales, los que muchas veces han sido criticados, señalados y hasta insultado, por cumplir su labor, pero sin duda, un sector golpeado por esta contingencia. Estos servidores, desde el cargo más bajo, jerárquicamente hablando, hasta el mismo Juez, saben que se está atravesando un momento difícil, no solo desde la salud, sino también desde lo laboral, pues se ocupa la casa como lugar de trabajo, algo como un juzgado descentralizado, sumado a esto, no contar con las herramientas necesarias para desarrollar su labor, se ha convertido en fuente de estrés y ansiedad, pues nadie se esperaba este tipo de consecuencias en un año que prometía.
Pero si por acá no llueve, por allá no escampa, con esto hago alusión al gremio del otro extremo, los usuarios, que no la han tenido fácil.
Iniciemos por decir que, desde el 16 de marzo de 2020, se suspendieron los términos judiciales, con sus excepciones, inicialmente por 15 días, los cuales se fueron prorrogando, lo que sin duda hizo aflorar el sentimiento que más amenaza a la sociedad hoy día, la ansiedad y el estrés, pues es un gremio que depende netamente de lo que se produzca en cada Despacho, pero han quedado relegados a expensas de lo que decidan los órganos máximos de la Justicia en Colombia.
Ninguno de los dos lados de la justicia ha estado exento de atravesar las consecuencias de un enemigo que piso terrenos insospechados más allá de la salud y que ha puesto en una misma balanza a un grupo de personas que por su naturaleza son opuestos.